Al mejor estilo Glenn Close persiguiendo a Michael Douglas en Atracción Fatal, muchas mujeres enloquecen al encarar "algo" con un casado. No es fácil ser amante, no es sencillo tener una relación prohibida, oculta y estigmatizada por el entorno. Con humor, la autora nos explica cómo somos las mujeres, qué nos lleva a establecer este tipo de amores y cómo reaccionamos frente a las diferentes situaciones.
Al mejor estilo Glenn Close persiguiendo a Michael Douglas en Atracción Fatal, muchas mujeres enloquecen al encarar "algo" con un casado. No es fácil ser amante, no es sencillo tener una relación prohibida, oculta y estigmatizada por el entorno. Con humor, la autora nos explica cómo somos las mujeres, qué nos lleva a establecer este tipo de amores y cómo reaccionamos frente a las diferentes situaciones.
Desesperadas. Algunas por dinero, otras por sexo y el resto por escapar de una soledad que las agobia, las mujeres que eligen salir con un hombre casado están desesperadas y, muchas veces, un tanto desquiciadas. Estos son algunos de los casos más típicos.
Las trepadoras. Son mujeres que se sienten atraídas por hombres que representan valores como poder, riqueza, status social y autoridad. En realidad, quieren estar cerca de ellos para recibir algo de su aura ganadora, ya sea por ósmosis o por el sistema de quitarle la billetera mientras duerme. Estar con un hombre poderoso tiene un encanto indudable: pudiendo tener miles, la eligió a ella. Eso le levanta la autoestima a cualquier mujer sola y solitaria. Y si no le levanta la autoestima, acostarse con el jefe quizás sirva para que le levanten el sueldo.
Las vengadoras. Cuando se descubrió el affaire del presidente Clinton con su pasante, siguió un resonado juicio en torno al vestido azul (manchado de Clinton) de Monica Lewinsky, donde tuvo que declarar su amiga Linda Tripp. Y Linda declaró que Mónica le había contado que tuvo un romance con el presidente estadounidense sólo por tratar de quitarse de la cabeza a Andy, un hombre casado de la costa Oeste que la había seducido y abandonado. ¡Imaginá cómo se mandará la parte ese tal Andy diciendo que su ex amante tuvo que tener un affaire con el presidente de los Estados Unidos para poder olvidarlo! Pero abundan las mujeres que juegan con hombres casados para darle celos a un novio, por despecho hacia otro, o para olvidar un viejo amor. Las campeonas en este rubro son las recién separadas, desesperadas por sexo después de años de abstinencia forzada con un marido indiferente. En realidad, ellas no quieren ligar con casados, pero están tan apuradas por quitarse la bombacha que no investigan mucho si es cierto que él “se está separando”, como le dijo, o está más casado que tu padre con tu madre.
Las competidoras. Son las que crecieron compitiendo con las hermanas o la madre por la atención de papá, y luego se pasa la vida tratando de ganarse la atención del papi…¡De otra gente!
Las semi–bisexuales. Hay un componente homosexual en esto de querer estar en el medio de una pareja en la que la esposa oficial siempre esta presente de algún modo, ya sea en las quejas del infiel o en los recaudos para que no sospeche nada. Porque todos siguen teniendo sexo con su esposa, y miente el que jura “a ella no la toco desde hace un año”. En cierto modo, se trata de un interesante menage a trois entre La Mujer Maravilla (vos), Superman (él) y la Mujer Invisible (la esposa).
Las aterradas. La inmensa mayoría de las mujeres que salen con casados son muchachas que les tienen terror al compromiso y pánico a los hombres... Muchas temen perder poder y libertad junto a un hombre que las domine, y lo ideal es buscarse un hombre inaccesible: ¿qué mejor que un casado?
Las nostalgiosas. Quizás “la otra” no es una mujer nueva, sino alguien que reaparece del pasado de tu marido. Son las más peligrosas, porque él no gusta de ella por quien es ella, sino por quién era él veinte años atrás, cuando la conoció a ella. Y ella también se frota contra él, como si fuera la Lámpara de Aladino, esperando que de adentro salga el genio que le devuelva su juventud.
Si alguna vez te tocó ser "la tercera en discordia", ¿qué tipo de amante fuiste?
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