El deseo de controlar el sistema bancario de Irán podría ser una de las principales causas por las que Occidente e Israel han puesto a la república islámica en el punto de mira, según un artículo publicado por la web American Free Press.
La nación persa es uno de los tres países cuyos bancos centrales todavía no están bajo control de la familia Rothschild, señala el medio digital. Los otros dos de esta lista son Cuba y Corea del Norte. Antes del 11-S la lista estaba integrada por nueve países. Además de los enumerados, figuraban Afganistán, Irak, Libia y Sudán.
No obstante, la intervención militar de EEUU en Irak y Afganistán ha permitido a los Rothschild extender su red hacia estas naciones. Lo mismo, pero más tarde, pasó con Sudán y Libia. Desde que los Rothschild llegaron a controlar el Banco de Inglaterra alrededor del año 1815, han estado apoderándose de los bancos de todo el mundo.
Su método consistía, según el medio digital, en hacer que los políticos corruptos del país aceptasen un préstamo importante que nunca podrían pagar y de este modo dejarlos endeudados con el sistema bancario de la familia. Si este método no funcionaba, recurrían a otros instrumentos para conseguir sus objetivos, a una invasión, por ejemplo, que finalmente permitía establecer en la nación un banco que obedeciese las reglas establecidas por la todopoderosa familia.
De acuerdo con American Free Press, el clan de banqueros judeo-británicos controla el Banco de Inglaterra, la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco de Pagos Internacionales.
Se estima que los Rothschild poseen más de la mitad de las riquezas del planeta: su fortuna se calcula en 231 billones de dólares, según la compañía de servicios financieros Credit Suisse. Teniendo en cuenta este panorama, no sería sorprendente que detrás del acoso a Irán estuviera el insaciable apetito de los Rothschild.
La familia Rothschild es una dinastía europea de origen judeoalemán algunos de cuyos integrantes fundaron bancos e instituciones financieras a finales del siglo XVIII, y que acabó convirtiéndose, a partir del siglo XIX, en uno de los más influyentes linajes de banqueros y financieros de Europa.
A cinco hermanos de la rama austríaca de la familia se les otorgaron baronías hereditarias del Imperio de los Habsburgo por el Emperador Francisco I de Austria en 1816. La rama británica de la familia fue elevada a la nobleza por la Reina Victoria.
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