Un análisis no se comienza por sugerencia, ni porque alguien -aunque sea autoridad suficiente- te "mande" a que te analices. No es una buena manera de empezar. ¿Cómo sostenerlo si no hay una pregunta del sujeto que lo convoque a iniciarlo?
Una persona decide comenzar análisis cuando el sufrimiento en el que vive lo interroga lo suficiente y desea que esto cese. Cuando ya sola/solo no puede y decide pedir ayuda. Y pedir ayuda a un profesional que supone podrá escuchar ahí algo diferente, para lo cual le supone un saber sobre su padecer.
Angustia, inhibiciones, síntomas, padeceres, suelen ser motivos más que suficientes para hacer una consulta analítica.
Hay preguntas que bien podrían disparar una consulta y ser, tal vez, un inicio de tratamiento analítico:
* ¿Por qué siempre me pasa lo mismo?
* ¿Por qué siempre tropiezo con la misma piedra?
* ¿Por qué aún sabiendo cómo termina una vez más me sucede lo mismo?
* No puedo seguir así con esta angustia, ¿hasta cuándo voy a tolerar este sufrimiento?
* ¿Podrá un análisis ayudarme a que esto cese?
* ¿Tendré yo algo que ver en esto de lo que me quejo?
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