"Ha sido difícil estimar la tasa de descomposición de ADN, porque encontrar un conjunto grande de ADN en fósiles con los que poder hacer comparaciones significativas es extremadamente raro", ha indicado Bunce. Además, ha explicado que las condiciones ambientales, como la temperatura o la química del suelo, e incluso la época del año en que murió el animal, pueden afectar el proceso de deterioro del ADN.
Los especímenes óseos fósiles de moa empleados están fechados entre 600 y 8.000 años de antigüedad y mirando a los diversos grados de degradación del ADN en cada muestra, el equipo fue capaz de calcular una vida media del ADN de 521 años. La vida media es la cantidad de tiempo que tarda una cantidad de ADN hasta reducirse a la mitad.
En el trabajo, publicado en la revista Royal Society B
, estos datos fueron extrapolados a otros lugares, teniendo en cuenta la variación de la temperatura. Así, determinaron qué sucedería con el ADN en un ambiente gélido o ligeramente más cálido. Bunce ha señalado que, si la tasa de descomposición hallada es precisa, solo se podría hacer “algo semejante a Parque Jurásico" con fósiles de un millón de años de edad y conservados en ambientes helados.
Fuente: MuyInteresante.es
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