Katrina, Irene, Dean y ahora Sandy: cada año hay 21 nombres propios reservados a las tormentas que azotan el planeta. ¿Hay algún patrón para llamarlos? ¿De dónde surgió la idea?
Cada año que comienza, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos presenta una lista de 21 nombres que se utilizarán cuando surja algún huracán. Los nombres se van repitiendo cíclicamente cada seis años y algunas letras (Q, U, X, Y, Z) son sistemáticamente evitadas.
Los nombres se aplican para las tormentas tropicales con vientos que tengan ráfagas de por lo menos 63 kilómetros por hora, que en el caso de pasar a más de 119 km por hora se convierten en huracanes.
En el caso de los huracanes más destructivos –recordados por haber provocado un elevado número de víctimas y daños cuantiosos– existe la costumbre de no repetir jamás su nombre.
En 2011, por ejemplo, el primer huracán del año fue llamado Alberto, como ocurrió con otro en 2005. Sin embargo, Katrina –nombre dado al huracán que destruyó New Orleans, provocando la muerte de 2 mil personas– desapareció, sustituido por Katia.
El año pasado fue retirado de la lista sólo un nombre, el de Irina, que golpeó muy duramente a Nueva York.
En un principio, los huracanes fueron llamados con el nonbre del santo católico celebrado el día de la tormenta, pero en 1950 se cambió por un alfabeto militar que sólo duró tres años.
En 1953, comenzaron a ser utilizados los nombres de mujer en forma rotativa, hasta que en 1979 el movimiento feminista que luchaba a favor de la igualdad de los sexos pidió que sean utulizados también los nombres masculinos, que comenzaron a alternarse con los femeninos.
Así es como se maneja en los EEUU y desde 1978 la Organización Meteorológica Mundial de la ONU utiliza una nómina resuelta previamente para cada parte del mundo. Pero no todos optan por las maneras estadounidenses. En la cuenca noroeste del océano Pacífico se toman como referencia flores, animales y árboles.
En caso de que la cantidad de huracanes supere los 21 nombres previstos a principio de año, como sucedió en 2005, cuando sufrió 28, comienza a utilizarse el alfabeto griego, con nombres como Alfa, Beta, Gamma, etc.
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