SI CADA DOCENTE QUE recibe una crítica de sus alumnos montara en cólera, el profesorado sería el gremio más alterado del mundo. Sin embargo, generalmente hacen uso del sentido común -y a la par de la inteligencia- y no se dejan influir demasiado por los comentarios que se vierten sobre ellos en los foros.
Pero como siempre hay alguien que no está dispuesto a encajar otra cosa que no sean halagos. El profesor de Psicología Social de la Uned Antonio Bustillos protestó porque una alumna pontevedresa opinó en un foro sobre el método docente de la asignatura. La joven criticó que los libros que elaboraba el profesorado tenían faltas de ortografía y morfosintácticas, por lo que la universidad decidió sancionarla anulándole la matrícula en dicha materia.
En una palabra: inaceptable. Puedo llegar a entender, aunque no compartir, la pataleta del profesor -ya que igual que la alumna tiene todo el derecho del mundo a criticarle, también él puede opinar lo que quiera sobre los comentarios que le incumben-, pero la decisión del centro no tiene excusa. Y es que no estamos hablando de insultos personales o amenazas, sino de comentarios sobre los contenidos de los manuales.
Como antigua alumna de la Uned, y además de la asignatura de Psicología Social, tengo que decir que no recuerdo si los libros presentaban o no faltas ortográficas, pero no tengo duda de que la materia no me aportó gran cosa.
Además, la única vez que acudí a una tutoría a la sede de Lugo, el tutor desconocía por completo el programa de la asignatura que tenía que coordinar y se limitó a decirme: «Pues tengo que consultar tu duda con la profesora titular, porque ya sabes tú más que yo».
En fin, que la Uned tendría que dar menos pábulo al enfado de un docente y cuidar un poco más a los alumnos, que también tienen motivos para cabrearse.
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