El Congreso de los Diputados publicará los gastos de viaje de sus señorías. Su presidente, Jesús Posada, tiene tomada la decisión después de que algunos medios informativos hayan preguntado reiteradamente cuánto gastan en viajes sus señorías y de que el PSOE reclamara la máxima transparencia sobre las delegaciones al extranjero. El caso del magistrado Carlos Dívar, que viajaba a Marbella muchos fines de semana y cargaba al Consejo General del Poder Judicial, del que era presidente, los gastos de almuerzos y alojamientos en hoteles de lujo fue el detonante de la exigencia de una mayor transparencia, pues tanto los diputados como los senadores pueden viajar sin un límite establecido con cargo al presupuesto público sin que se pueda saber si incurren en abusos.
Cuartopoder ha intentado infructuosamente conocer los gastos en viajes de sus señorías, pero más allá de la partida global de 6,7 millones de euros, consignada en el presupuesto público, las consultas han recibido la respuesta de que el gasto pormenorizado no se puede facilitar, en primer lugar porque es reservado y, en segundo término porque “resultaría complejísimo” examinar los cargos de cada diputado. Una consulta verbal al secretario general y jefe de los letrados del Congreso, Manuel Alba, confirmó la reserva de esos datos que ahora el presidente Posada se dispone a publicar.
Según las fuentes consultadas, la única duda sobre la publicación del gasto pormenorizado de los diputados radica en si se ofrecerán desde el comienzo de la legislatura, hace un año, o a partir de la decisión que adopte la Mesa. Será el debate en el órgano rector el que determine el carácter retroactivo o no de la medida. En todo caso, el aviso para navegantes, es decir, para aquellas señorías que tiraban de tarjeta de Iberia y de Renfe durante las vacaciones parlamentarias, queda dado antes del asueto navideño que suele prolongarse hasta la primera semana de febrero.
En el Congreso se han dado casos de diputados catalanes de CiU que tomaban el puente aéreo para dormir en Barcelona aunque al día siguiente tuvieran que volver a Madrid al pleno y aunque percibieran una dieta mensual de 2.000 euros para alojamiento y alimentación. También se han dado casos polémicos de viajes oficiales de delegaciones de visitantes a la ONU, en Nueva York, durante una semana y con un gasto entre transporte y dietas de 6.000 euros per cápita. Cuando algunos de esos datos trascendieron, los presidentes de las comisiones dejaron de elevar en papel impreso las previsiones de gasto para evitar que los periodistas se enterasen.
A primeros de noviembre, la portavoz socialista Soraya Rodríguez elevó un escrito a la Mesa pidiendo que la web del Congreso publique semanalmente la información sobre “los viajes oficiales de delegaciones parlamentarias, y que se facilite a los ciudadanos cualquier dato al respecto que soliciten”. La petición, que incluye la información sobre los componentes de las delegaciones, sus actividades, entrevistas e informes, no resuelve, sin embargo, la opacidad sobre los gastos de viaje de diputados y senadores ni elimina los posibles abusos en que los que puedan incurrir al utilizar sus tarjetas aviónicas y ferroviarias con fines privados. Los que se desplazan en coche perciben 30 céntimos por kilómetro. Pero vista la partida –600.000 euros–, no son muchos.
Si dividimos los 6.750.000 euros presupuestados para 2013 –la misma cantidad que este año– entre los 350 diputados, tocan a un gasto en viajes de 19.285 euros al año. A pesar de la crisis económica, esa partida que ahora ha sido congelada ha crecido 1,3 millones de euros desde 2011. A ella hay y que añadir otros 850.000 euros para taxis, pues sus señorías no sólo pueden viajar en primera clase en Iberia y en el AVE, sino que tienen viajes gratis por las ciudades y hasta parking pagado en los aeropuertos si prefieren llevar su coche, lo cual importa otros 30.000 euros anuales.
La gratuidad en los transportes es tradicional desde que el parlamentarismo existe. No constituye una novedad, sino un derecho incluido en la asignación constitucional de nuestros representantes. Todos ellos pueden viajar en primera clase en los trenes de Renfe y en los aviones de Iberia y, según un alto responsable de Renfe, “si no la utilizaran, muchas veces estos departamentos del AVE irían vacíos”. En una ocasión, durante la II Repúblia, le preguntaron al general José Miaja por qué iba en tercera pudiendo hacerlo en primera, y él contestó: “Yo siempre viajo donde van las ideas por las que vale la pena luchar en este mundo”.
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