Nacieron en tierra gala, pero sus familias no son de origen europeo. Para ellos, conseguir trabajo es más difícil que para un inmigrante.
Crédito foto: EFE
El lema "3" ("negro, blanco y árabe", en francés) de la selección de fútbol que ganó elMundial de 1998 está muy lejos de volver a imponerse en Francia. Aquel torneo se obtuvo con una equipo de jugadores que hacían honor al slogan: los líderes eran Zinedine Zidane, de padres argelinos, y Lilian Thuram, nacido en el territorio de ultramar Guadalupe y criado en un suburbio francés.
En Francia, los de origen magrebí, en especial de las ex colonias como Marruecos, Argelia y Túnez, son los más numerosos y rondan el 10% de la población.
La idea de que el país podía aceptar a los descendientes de inmigrantes y cobijarlos en la moral gala que, casi por definición, se supone que rechaza la estigmatización de los pueblos, no se traduce en cifras.
Según el Alto Consejo para la Integración de los franceses, los hijos de inmigrantes sufren más el desempleo que los franceses hijos de franceses.
Los descendientes de no europeos, con una tasa del 24,2%, son más vulnerables que, incluso, los propios inmigrantes, que suman el 20,6 por ciento.
El sondeo titulado Integrar en una economía del subempleo, revela, además, que eldesempleo está fuertemente ligado al nivel de estudio y que -de nuevo- la tasa aumenta cuando se trata de hijos de inmigrantes no europeos: estos diplomados tienen un índice del 14,1%, cuando los franceses hijos de franceses apenas llegan al 4,6. Ni hablar de los que no tienen estudio: la cifra trepa a un temible 40,5 por ciento.
"La situación de subempleo crónico de nuestro país desde hace 40 años puede explicar, en buena parte, las dificultades de integración", admite el trabajo.
Para los franceses hijos o nietos de no franceses prevalece el estigma. El sociólogoErving Goffman utiliza esta categoría para referirse a toda característica propia del individuo que, si es conocida, lo desacredita a los ojos de los otros o lo hace pasar por una persona con un estatus inferior.
Así, la estigmatización por el origen familiar implica la atribución de un carácter desvalorizante a los franceses "no europeos", asignándoles un estatus menor.
En este sentido, el Gobierno francés asegura que cada vez hay más ghettos en Francia. Fuentes del ministerio del Interior identifican a los suburbios de las grandes ciudades (los parisinos estuvieron en las portadas de todos los periódicos del mundo por las revueltas de 2005 y 2007, como un ejemplo claro del fracaso de la integración.
De hecho, van más allá e, incluso, enumeran lo que entienden como factores de riesgo derivados del fracaso admitido: la propagación del islamismo, el narcotráfico, el crecimiento del desempleo y la deserción escolar.
La política de "identidad nacional" desarrollada por el ex presidente Nicolas Sarkozyprofundizó, más que discursivamente, las diferencias.
La especialista en inmigración del periódico francés Le Monde, Elise Vincent, explica que el ex mandatario favoreció la estigmatización de los inmigrantes como unaestrategia para atraer a los seguidores del Frente Nacional, el partido de extrema derecha comandado por Marine Le Pen.
¿Habrá una esperanza para la tan preciada "mixidad", nacida de los valores de la revolución francesa? Quizás sí, en la nueva composición parlamentaria.
La foto multicolor que hoy integra la Asamblea Nacional es, en parte, mérito del Partido Socialista que apostó por candidatos de origen no europeo.
Así, asumieron, por ejemplo, George Pau-Langevin, una abogada nacida en Guadalupe;Seybah Dagoma, de la francesa Nantes, pero de familia procedente de Chad; Kheira Bouziane, una economista nacida en Argelia; Malek Boutih, francés pero también de familia argelina; el brasileño Eduardo Rihan Cypel, el chileno Sergio Coronado; y el iraníPouria Amirshahi.
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