Pero esa no es la mayor preocupación del presidente del Gobierno, sino la radicalización nacionalista. A cinco semanas de las elecciones catalanas, con un desafío independentista encima de la mesa, Rajoy tiene motivos para extraer conclusiones que van mucho más allá de los resultados de unas elecciones autonómicas. Todo este panorama político se produce con un telón de fondo económico de emergencia, con España en plena recesión y pendiente de un posible rescate de su economía, con un número de comunidades autónomas obligadas a pedir el apoyo financiero del Gobierno central, un paro desbocado y un otoño social caliente que tendrá su momento más tenso en la huelga general convocada para el próximo 14 de noviembre.
Por su parte, El Mundo considera que
La mayoría absoluta en Galicia permitirá al presidente del Gobierno defender que su política de ajuste y el incumplimiento de sus compromisos electorales son severamente castigados en los sondeos de opinión, pero no en las urnas
El escrutinio en el País Vasco no puede dejar de influenciar la próxima cita electoral, el 25 de noviembre en Cataluña, añade el diario conservador:
La suma de los sufragios del PNV y Bildu asciende a un 60% del total, el mejor resultado de la historia del bloque soberanista [...] Ello le vendrá muy bien a Artur Mas, que puede intentar crear una pinza con el independentismo vasco para impulsar una política de hechos consumados y desestabilizar definitivamente a España.
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