Los puertorriqueños manejaron este martes cuatro papeletas adicionales de votación. Con las tres primeras elegían un gobernador —optaron por el actual—, un comisionado residente —representante sin voto de Puerto Rico ante el Congreso en Washington—, parlamentarios nacionales y locales y alcaldes. Con la cuarta, opinaban sobre el mejor estatus político para la isla entre tres opciones: mantenerse como Estado Libre Asociado, dependiente de EE UU; independizarse y convertirse en una nación soberana o integrarse de pleno en la Unión como el Estado número 51.
El resultado del plebiscito no es vinculante, pero en caso de que la tercera opción triunfara, el Congreso de EE UU deberá considerar si sería conveniente para su economía la incorporación de la isla. Esta es la cuarta vez, desde que Puerto Rico se convirtió en Estado Libre Asociado en 1952, que la población es consultada sobre el mismo tema. En las consultas anteriores, organizadas en 1967, 1993 y en 1998, no llegó a imponerse la incorporación a Estados Unidos como opción. En esta oportunidad, las encuestas vaticinaban un resultado muy apretado entre quienes aspiran a mantener el estatus político actual y quienes desean ensayar una nueva alternativa.
Los 8.757 colegios electorales habilitados tenían previsto recibir a 2,4 millones de puertorriqueños. Además del gobernador y del comisionado se elegían 78 legisladores de la Cámara de Representantes y Senado y los alcaldes de los 79 municipios de la isla.
Hasta la medianoche de este martes, el candidato opositor Alejandro García Padilla, del Partido Popular Democrático, mantenía una ligera ventaja sobre el gobernador Luis Fortuño y candidato a la reelección por el Partido Nuevo Progresista (PNP). Al cierre de esta edición, el último conteo de la Comisión Estatal de Elecciones le otorgaba a García Padilla el 47,74% de los votos, mientras Fortuño contaba con el 47,28% a su favor.
El resultado del plebiscito sobre el estatus político no tendrá consecuencias jurídicas, pero sí marcará un hito acerca de lo que podría ser el futuro de la isla. En caso de que la mayoría vote a favor de la incorporación de Puerto Rico como una estrella más de la bandera de Estados Unidos, el Congreso de Washington tendrá la tarea de debatir las consecuencias económicas que implicaría la incorporación del nuevo territorio, especialmente desde el ámbito económico. Los números no son favorables a la isla. La renta per capita de Puerto Rico es aún más baja que la del territorio más pobre de Estados Unidos (Misisipi) y la tasa de desempleo duplica a la de la Unión.
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