Presentado por Israel como el “responsable de todos los ataques terroristas de Hamás contra Israel”, Ahmed Jabari mantenía, en cambio, contactos permanentes con Baskin y con la inteligencia egipcia, dirigidos a formular el tratado permanente, pero pese a ello el gobierno de Benjamin Netayanhu aprobó el asesinato.
Horas antes de que el líder del frente militar de Hamás, Ahmed Jabari, fuera asesinado con su hijo de diez años en su vehículo en una calle de Cuidad Gaza, el 14 de noviembre pasado al inicio de la operación Pilar defensivo, él acababa de recibir el borrador de un acuerdo permanente de paz con Israel, que incluía mecanismos para mantener el cese al fuego en caso de un estallido entre Israel y las facciones en la Franja de Gaza. Así lo revela el activista israelí por la paz, Gershon Baskin, conocido por haber mediado entre Israel y Hamás para liberar tras cinco años de cautiverio al soldado israelí Gilad Shalit, manteniendo desde entonces un vìnculo con los líderes del movimiento islamista Hamás, en el poder en Gaza desde 2007.
Presentado por Israel como el “responsable de todos los ataques terroristas de Hamás contra Israel”, Jabari mantenía, en cambio, contactos permanentes con Baskin y con la inteligencia egipcia, dirigidos a formular el tratado permanente, pero pese a ello el gobierno de Benjamin Netayanhu aprobó el asesinato.
“Pienso que han cometido un error estratégico”, dice Baskin al periodista de Haaretz, Nir Hasson (“Israeli peace activist: Hamas leader Jabari killed amid talks on long-term truce”, 15-11), un error “que costará las vidas de muchas personas inocentes de ambos lados”.
“Este derramamiento de sangre se podría haber evitado. Aquellos que tomaron la decisión deben ser juzgados por los votantes pero, para mi desdicha, obtendrán más votos gracias a esto”, agrega Baskin.
Cuenta que conoció a Jabari cuando sirvió como mediador entre David Meidin, representante de Israel en las negociaciones de Shalit, y Jabari. “Jabari era el todopoderoso hombre a cargo. Siempre recibía los mensajes vía una tercera parte, Razi Hamad de Hamás, quien lo llamaba Señor J.”
Según Baskin, en 2010 Jabari asimiló la idea de que los ciclos de hostilidades con Israel no eran benéficos para Hamás ni para los habitantes de Gaza y que solo causaban sufrimiento, y actuó varias veces para evitar que Hamás disparase contra Israel.
Dice que aun cuando Hamás fue empujado a participar en el lanzamiento de cohetes, éstos siempre estallaban en lugares abiertos. “Y eso era intencional”.
Baskin precisa que en los últimos meses tuvo contacto permanente con Hamás, la inteligencia egipcia y oficiales en Israel, cuyos nombres omite naturalmente. Y “hace pocos meses”, Baskin le mostró al ministro de Defensa, Ehud Barak, el borrador de un acuerdo sobre cuya base se creó un comité inter-ministerial. El acuerdo hubiera constituido una base para un tratado permanente entre Israel y Hamás, lo que hubiese prevenido los repetidos ciclos de disparos. “En Israel –afirma Baskin– decidieron no decidir, y hace pocos meses tomé la iniciativa de presentarlo nuevamente.”
Así, hace unas semanas Baskin retomó el contacto con Hamás y Egipto, adonde viajó en los días previos al asesinato de Jabari. Ahí se reunió con altos funcionarios del sistema de inteligencia y con un representante de Hamás. Baskin dice haber tenido la impresión de que “la presión que aplicaban los egipcios sobre los palestinos para que dejasen de disparar era seria y sincera”.
“Había altas posibilidades de que Jabari muriese, no como un ángel o como un hombre de paz”, dice Baskin, “pero su asesinato también mató la posibilidad de lograr un tratado, además de la capacidad de funcionar de los mediadores egipcios. Después del asesinato hablé muy enojado con la gente de Israel y me dijeron: ‘Lo hemos escuchado y llamamos para preguntarle si ha sabido algo de los egipcios o de Gaza’.”
“Más que nada estoy triste. Esto es muy triste para mí. Estoy viendo matar gente y eso es lo que me entristece. Me digo que con cada persona que muere engendramos a la próxima generación de odio y terrorismo”, añade Baskin en esta reveladora entrevista con Haaretz, un valiente periódico cuyo perfil progresista le permite ofrecer desde dentro mismo de Israel otra perspectiva de la realidad israelo-palestina, contraria a la política colonialista consustancial al establishment político-militar que desde 1948 controla al Estado laico de Israel.
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