Dos mujeres de 81 y 76 años convivieron durante diez días con el cadáver de su hermana pensando que estaba durmiendo o que se sentía mal, cuando en realidad había muerto.
La verdad se supo cuando un sobrino de las ancianas llegó a la casa con el dinero de la jubilación que les cobraba todos los meses y se encontró con ese cuadro. Pero además, vecinos de la vivienda habían alertado a la policía sobre la existencia de olores nauseabundos que salían de la casa donde habitaban las tres mujeres.
Apenas el hombre ingresó a la casa de sus tías percibió un fuerte olor a putrefacción que no supo de dónde provenía, hasta que se dirigió a la habitación de una de ellas y se encontró con que ya su cuerpo estaba en un avanzado estado de descomposición. “Estaba toda hinchada, morada. Dicen que murió de un infarto pero mis tías ni se dieron cuenta. Una de ellas, no recuerda nada”, contó.
Eran tres hermanas que vivían juntas: la muerta, María Delicia Ponce, de 82 años, Ramona y Elena, la menor, en una casa de la ciudad de Concordia, en la provincia argentina de Entre Ríos.
Los forenses calcularon que María Delicia había fallecido aproximadamente diez días atrás, situación que no fue advertida por sus hermanas quienes pensaban que estaba dormida. O que se sentía mal.
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