El general Martin Dempsey, jefe del
Comando Militar Conjunto estadounidense, negó que el personal del consulado en
Libia, víctima de un atentado en septiembre, careciera de seguridad.
El general Martin Dempsey, jefe del Comando Militar
Conjunto estadounidense, negó hoy que el personal del consulado en
Bengasi, Libia, víctima de un atentado en
septiembre, careciera de seguridad, como acusaron republicanos en el Congreso.
"No estoy de acuerdo con que no había seguridad para nuestros diplomáticos en
Libia", dijo Dempsey, a una pregunta durante una aparición en el Club Nacional
de Prensa.
Aunque el jefe militar evitó dar detalles, aludió la investigación que el
gobierno realiza en torno a los hechos ocurridos en el consulado de Bengasi el
11 de septiembre pasado, donde murieron cuatro funcionarios diplomáticos,
incluido el embajador Christopher Stevens.
"Hay una comisión que tiene a su cargo investigar lo que pasó, y tengo enorme
confianza de que sus integrantes responderán a esas preguntas", dijo Dempsey.
Por separado, legisladores republicanos acusaron a la administración del
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de ignorar los llamados a aumentar
la seguridad en el consulado en Bengasi, y así haber evitado esas muertes.
Durante la primera audiencia sobre el incidente, que dejó un saldo de cuatro
estadunidenses muertos y varios heridos, el presidente del Comité de
Supervisión, Darrell Issa, corrigió las versiones iniciales de que fue un ataque
espontáneo provocado por un video contra el profeta Mahoma.
"El video no tuvo efecto directo en este incidente... Fue el aniversario del
9/11 lo que llevó a una organización aliada con Al Qaeda atacar la embajada",
señaló Issa, quien desmintió que haya habido una protesta callejera previa al
ataque.
Issa reprodujo en ese sentido las declaraciones del subsecretario de Estado,
Patrick Kennedy, de que la posición del Departamento de Estado nunca fue que el
ataque fue resultado de una reacción al video elaborado de manera independiente
por un estadounidense.
Asimismo, señaló que las peticiones de más seguridad en las instalaciones no
sólo fueron rechazadas sino desalentadas, porque la administración deseaba crear
una imagen de "normalización".
Tanto el presidente Obama como la embajadora de Estados Unidos en Naciones
Unidas, Susan Rice, han declarado que el ataque sucedió por protestas
callejeras, aunque la posición estadounidense ha sido clarificada
subsecuentemente.
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