21 oct 2012

El asesino de una niña y un hombre en Albacete confesó por teléfono

La Guardia Civil sigue buscando por los alrededores de la pedanía albaceteña de El Salobral a Juan Carlos Alfaro, de 39 años, presunto asesino de una niña de 13 años, Almudena, y de Agustín Delicado, de unos 40, abatidos a tiros ayer sobre las siete y media de la tarde en la calle Asensio. Otro hombre resultó herido leve antes de que el homicida, apodado El Fraguel en el pueblo, se diera a la fuga. La Guardia Civil ha pasado la noche peinando los maizales, aldeas y cortijos que rodean El Salobral, sin éxito. El hombre, aficionado al tiro olímpico y con licencia de armas, lleva consigo un fusil de asalto y una pistola. La persecución está en marcha con unos 40 efectivos de la Guardia Civil.

Alfaro disparó a la niña en la calle Asensio. Era la víctima que buscaba. Tras disparar contra ella la pistola y matarla en el acto, telefoneó a la Guardia Civil para confesar el crimen. Luego se dio a la fuga y en la huida mató a Agustín Delicado, de 40 años, camionero en paro, quien estaba fumando un cigarro en la puerta de su casa. Mientras proseguía la fuga, se topó con el marido de la abuela de la niña que le obsesionaba, al que también disparó, aunque con menos puntería, ya que le alcanzó en el hombro y el desenlace no fue fatal. En total se han recogido una docena de casquillos de bala.



Tras el aviso del propio autor de los disparos, la Guardia Civil se personó en el pueblo. Tras comprobar el doble crimen, el instituto armado telefoneó al ahora huido, quien contestó al móvil y aseguró que no pensaba entregarse. Luego los agentes han intentado contactar de nuevo con él, pero no ha sido posible.


Los agentes llegaron a tenerle rodeado en los aledaños de la gasolinera Lozano del municipio, pero logró zafarse


Los accesos al pueblo están cerrados y la Guardia Civil y el alcalde, Ángel Sánchez, siguen recomendando a los vecinos que no salgan de sus casas por si acaso. Sánchez relata que durante la noche han acompañado a sus domicilios a muchos vecinos asustados ante la posibilidad de encontrarse con el asesino, mecánico de 39 años pero en paro en la actualidad, y una persona muy habilidosa con las armas.

El relato de los hechos es aún confuso, aunque parece que el origen de los asesinatos está en una especie de obsesión compulsiva de Alfaro con la menor, con quien o bien habría mantenido una relación o bien lo habría intentado. Según los vecinos del pueblo la familia de la adolescente se oponía absolutamente a ese vínculo, aunque fuentes oficiales descartan que se llegara a pedir una orden de alejamiento para que el homicida no se acercara a Almudena.

Según vecinos de El Salobral, el acoso a la niña por parte de Alfaron era intenso. La menor y sus padres no querían ni verle, lo que pudo desatar este sábado la enloquecida carrera asesina de Juan Carlos por las calles de la pedanía. El homicida es también vecino de El Salobral, reside en la casa de sus padres y actualmente se hallaba desempleado. La madre de la menor, muy nerviosa, ha explicado este domingo que la familia había interpuesto varias denuncias contra Alfaro. La mujer, que se ha acercado a una gasolinera a la entrada del pueblo, le ha dicho a la Guardia Civil que el huido tiene un cortijo por los campos cercanos, donde estaba segura de que se escondía.

Situado a unos 14 kilómetros al sur de la capital albaceteña, el pueblo sigue rodeado por efectivos de la policía y la Guardia Civil, que buscan al asesino entre maizales de los alrededores en medio de las fuertes lluvias que han caído sobre la localidad y han convertido casi en intransitable la carretera de acceso. Sobre las cinco de la mañana, siete patrullas apostadas en una gasolinera impedían la entrada al pueblo, informa Cristóbal Manuel. Horas antes, los agentes habían logrado rodear a Alfaro, pero logró zafarse de ellos y supuestamente se escondió en el campo, donde desde entonces se ha centrado la búsqueda.

Mientras desarrollaban la batida, los agentes pidieron a los cerca de 1.400 habitantes de la pedanía que permanecieran en sus casas, cerraran las puertas y se alejaran de las ventanas. El asesino iba armado con un rifle y una pistola. Y detrás había dejado dos cadáveres, el de la joven Almudena y el de Agustín, y también un herido grave, el de otro vecino de la localidad que se topó con él en la calle cuando Alfaro huía.

Vecinos de la Calle Mayor, muy cercana al lugar de los hechos, escucharon hacia las siete y media de la tarde “bastantes disparos” y poco después “gritos y llantos de los familiares” de la adolescente. “Pero cuando intentamos salir a la calle para ver qué pasaba y ayudar, la policía, que llegó rápido, nos dijo que nos quedáramos en nuestras casas”, describió una vecina en conversación telefónica.

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