23 oct 2012

Francia y la comida británica: ¿un nuevo idilio?

Galletas inglesas en un supermercado francés

¿Comida inglesa? Oui...

Las ventas de queso stilton, real ale y pollo tikka masala han subido en Francia. ¿Será que los franceses le están tomando gusto a la gastronomía británica?


Cuando un inglés se sienta en un café en Francia, el camarero lo mira con lástima: cualquier cosa que ordene será una delicia, comparada con la comida a la que está acostumbrado.


No se puede confiar en un país con tal mala comida, decía el expresidente francés Jacques Chirac sobre Reino Unido.


Para muchos franceses, los ingleses son gente poco saludable obsesionada con el rosbif, cuyo repertorio culinario se completa con fish and chips y unos cuantos postres de mal aspecto.


Pero algo está cambiando al otro lado del Canal de La Mancha: la gente está comprando comida británica.


El stilton y el cheddar se están abriendo paso en el país donde el camembert, el brie y el roquefort son símbolos nacionales a la altura de Shakespeare en Reino Unido.


Ahora se exporta a Francia whiskey escocés por más de US$800 millones, la cerveza avanza y el vino espumante de Sussex y Kent gana premios y se compara con la champaña.


Los normandos trajeron la cocina francesa a la isla, donde fue adoptada por las cortes reales. La cocina británica no fue adoptada en Francia, pero en el siglo XVIII se aceptaba como una verdad generalizada que los productos británicos eran de mejor calidad.Después de la Revolución Francesa de 1789, una ola de chefs emigró a Gran Bretaña. Algunos, como Antonin Careme, se convirtieron en celebridades y ganaron grandes sumas de dinero.Para el siglo XIX, los equipos culinarios fabricados en el Reino Unido eran el último grito de la moda, gracias a que la revolución industrial le dio a esta tierra el dominio del comercio mundial de bienes manufacturados.Al mismo tiempo, algunos platos británicos gozaron de cierto éxilto en Francia, como el pudín de ciruelas y las gelatinas elaboradas.

El ministro responsable de la comida, Owen Paterson, está llevando una delegación a París para celebrar el éxito de los productos británicos.


El año pasado, las exportaciones de alimentos británicos a su vecino alcanzaron US$3.527 millones, el doble que en 2000, ajustado a la inflación.


Entre algunos chefs parisinos, la carne escocesa es ahora más apreciada que la francesa, en contraste con los chistes sobre las vacas locas británicas. El crumble está de moda en el menú de postres, incluso en zonas rurales.


La tienda de Marks and Spencer en los Campos Elíseos vende más pollo tikka masala que ninguna sucursal británica y la quinta cantidad más alta de emparedados de tocino, lechuga y tomate.


Jonathan Meades, crítico gastronómico residente en Marsella, dice que los franceses jóvenes y urbanos ven la comida británica con una perspectiva diferente que la generación de Chirac.


Un tercio de millón de franceses residentes en Londres vuelven hablando del auge de los restaurantes en esa capital y de su diversidad culinaria -la comida india en particular- que no se ve mucho en Francia.


"Esta generación viaja", afirma Meades. "Saben que algo ha cambiado fundamentalmente en Londres. No son tan gastronómicamente xenófobos como antes".


Reino Unido ha experimentado una revolución alimenticia en las dos últimas décadas. Cuenta con una cultura gastronómica de proyección exterior que absorbe influencias libremente, mientras que sus tradiciones culinarias han sido reinventadas por chefs como Rowley Leigh, de Le Café Anglais.




"No puedo hacer todas las salsas espumosas de ahora ni decorar los platos"

Nigella Lawson, chef británica


Leigh es un francófilo que nombró a su restaurante para representar una fusión de cocina inglesa y técnicas francesas. Él cree que al vino espumante y al queso blando todavía les falta para poder desafiar a la champaña y el camembert.


Pero la carne de Aberdeen, los quesos duros como el cheddar de Montgomery y los langostinos escoceses son tan buenos como cualquier producto francés.


Una degustación a ciegas organizada el año pasado por el Financial Times dio una victoria de 5-1 al queso inglés contra el francés.


Ha cambiado el equilibrio del poder culinario. "No cabe duda de que los estándares de la cocina francesa han declinado en los últimos 30 años", añade Leigh. "Se quedaron en la nouvelle cuisine".


La reacción contra Francia ha tenido muchas apariencias. Desde el mal café hasta las salsas exageradamente ricas y la presentación exigente, el país de la biblia de cocina Larousse Gastronomique, parece fuera de sintonía con las innovaciones españolas y escandinavas o la sencilla cocina regional de Italia.


Pero la gastronomía es parte de la identidad nacional de Francia, un país orgulloso de su cocina.


Sólo porque el mundo decida que ha caído en la escala culinaria no significa que los franceses empezarán a comer toad in the hole, bangers and mash o cola de buey estofada.


El crocante de frutas (fruit crumble): Según el chef Raymond Blanc los franceses están descubriendo las delicias de este sencillo plato dulce. Los sándwiches o emparedados: el plato típico del almuerzo británico ha crecido en popularidad, según Penny Holmes, autora de un recetario de emparedados para franceses. El queso: Reino Unido produce hoy en día más de 700 quesos, una cifra superior a la de los que se producen en Francia. Las ventas están creciendo al otro lado del Canal.

Para algunos franceses, comer productos británicos parecería antipatriótico, arguye la especialista Fiona Beckett.


Francia aún gana a Reino Unido en exportación de alimentos. Vende casi el doble de comidas y bebidas a su vecino de lo que le compra. Incluso el mejor desempeño de los productos británicos en Francia podría no ser lo que parece.


El whiskey, siempre popular en Francia, abarca una cuarta parte de las ventas.


También hay una interrogante sobre quiénes están comprando alimentos británicos.


Los supermercados rurales franceses tienen cada vez más productos británicos. Pero muchos dicen que es raro que un francés se detenga a inspeccionar los estantes.


¿Serán entonces los aproximadamente 150.000 británicos residentes en Francia, los 200.000 propietarios de casas y turistas los que los compran?


El campo francés no ha acogido la comida británica como la ciudad, indica Meades.


"Los aldeanos franceses son poco curiosos. Creen que los ingleses son gente con sombreros hongos que comen alimentos hervidos".


Agnes Poirier, periodista francesa a caballo entre Londres y París, afirma que la decadencia de la gastronomía francesa que pregonan los medios anglosajones es errónea. Francia siempre ha tenido una cocina nacional, mientras que Reino Unido ha improvisado últimamente algunas recetas tradicionales con cosas prestadas de la cocina mediterránea, argumenta.


Meades concuerda con que la desaparición de la comida francesa ha sido exagerada.


"La calidad de los productos es mejor en Francia. Las verduras tienen sabor y la carne es mejor. Se presta más diligencia a la cocina".


La fascinación con Marks and Spencer sintetiza la actitud francesa hacia la comida británica, replica Poirier. Salsa de menta con cordero, bocadillo de triángulo o coleslaw son conceptos ajenos.


"Se ven repugnantes, así que la gente está fascinada al descubrir que les gusta". Además hay tortas, scones y galletas difíciles de resistir.


"Con la comida británica se va de la repulsión a la atracción", dice Poirier. "Pero no se la toma en serio".


Hablar de un nuevo amor parece demasiado.


Fuente: BBC.co.uk

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