La Democracia es así, unas veces se gana, otras se pierde y otras experimentas una caída libre de tal calibre que deja lo de Felix Brumberger en un resbalón con piel de plátano.
El 21-O ha dejado al PSOE como el culo de una stripper: Muy tocado. Los socialistas han perdido siete escaños en Galicia y nueve en Euskadi. En Ferraz están en plan: “¿No me notas distinta? ¡He perdido peso!” Bueno no, en realidad están desolados. Tristes como un perrete triste. Atraviesan una crisis dentro de la crisis. Lo que la dirección del partido se está preguntando en este momento es: ¿Qué debe hacer ahora el PSOE? Proponemos 3 alternativas:
Alternativa 1. Holocausto zombie
El virus de la partitocracia se ha extendido entre la dirección. Los dirigentes socialistas son zombies podridetes que vagan errantes por la ciudad apocalíptica del centro-izquierda. Pero aun queda una última esperanza: una nueva generación de socialistas gafapastas con barbica de dos días no ha sido contaminada. Juntos, con el apoyo de los disidentes de un conocido periódico de EL PAÍS ;), podrían enfrentarse a la horda de chupópteros. Una última esperanza cuyo nombre es… Renovación. ¡Arghhh!
Alternativa 2. Lemmings
Todos conocéis a los lemmings, ¿verdad? Para los que no, se trata de unos entrañables roedorcillos parecidos a los hámsters. Existe la leyenda de que los lemmings tienen un método muy particular de enderezar sus crisis de superpoblación recurrentes: Arrojarse por un barranco. La alternativa lemming consiste en que ese monstruito hipertrófico llamado PSOE se lance (metafóricamente) por el despeñadero (de la política) y ponga fin a la historia de un partido que cada vez representa a menos ciudadanos (aquí no hay metáfora. Que cierran el chiringuito, vamos). ¡Adiós roedorcillos!
Alternativa 3. Tenemos las pelotas como dos campanas
Esta es la vía según la cual todo sigue exactamente como está. Se escucharán expresiones como “refundación ideológica”, “análisis profundo”, “caras nuevas”, "Comité Federal" o “resucitar a Franco”, pero los barones socialistas, que ya atufan a rancio Barón Dandy, seguirán calentando su silla y chupando de su partido, y no habrá ni una sola dimisión. ¿Por qué? Porque amigos, esto es España, y aquí la dimisión es como el socialismo: una utopía.
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