Hay cosas tan evidentes como que hay día y noche: si metes a cinco futbolistas que juegan muy bien al fútbol tienes muchas más posibilidades de que el equipo haga un gran partido que si metes a tres. Pues esto, que es de catón, le pasa desapercibido a más de un entrenador. Ayer Mourinho juntó a Xabi Alonso, Modric, Ozil y Kaká y, quitando a este último, que volvió a perder otra ocasión de oro, los demás hicieron articularse al Real como si fuese una máquina de precisión suiza. Tocaron de primera, jugaron con una suavidad y finura excelsa, agarraron el balón y el Celta persiguió fantasmas, somb...
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