Hasta cinco peronés tuvieron los agentes que fracturarle al director de una sucursal del banco de Santander que se negaba a darles explicaciones. “No sabíamos que los banqueros tuvieran tantos peronés”, ha declarado uno de los policías que participaron en la paliza. “Le rompías uno y te sacaba otro”, añade.
Al parecer, muchos de los directores de las oficinas no hacen sino empeorar las cosas cuando entran los agentes en sus despachos. Según testimonios de los propios clientes, los directores se suben a las mesas “y se ponen a chillar como cerdos en San Martín”, puntualizan, e incluso llaman a la policía, con lo cual solo hacen que aumentar el número de agentes de la autoridad dispuestos a romperles la cara.
Los motivos más comunes por los que se requiere la presencia de la policía suelen ser los relacionados con los desahucios y las participaciones preferentes, cuyas víctimas suelen ser ciudadanos con poca o nula información financiera. Uno de los casos de abuso más llamativo ha sido el de un jubilado de Alicante, a quien el director de su banco “de toda la vida” le regaló un bolígrafo de tres colores y acto seguido le hizo colocar siete mil euros en una participación preferente que se amortizaba en el año 3015 y que había sido emitida desde la oficina embargada de un banco siciliano ubicado en las Islas Cayman. En esta ocasión, ante el flagrante descaro de la estafa, la policía pasó directamente a fracturarle todos y cada uno de los huesos importantes al director del banco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario